La estrategia de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, para gestionar la tumultuosa relación con su homólogo Donald Trump se complica en medio de tensiones regionales más amplias y la falta de voluntad de la administración estadounidense a hacer concesiones, coinciden los expertos.
Desde que Trump asumió el cargo, Sheinbaum ha sido elogiada por haber reducido el impacto de los aranceles estadounidenses, que se han cebado con otras economías. Lo logró endureciendo las operaciones contra los cárteles, enviado a Estados Unidos a medio centenar de narcotraficantes que estaban presos en cárceles mexicanas y reduciendo la entrada de fentanilo hacia el país vecino.
El jueves, la presidenta mexicana reconoció tácticamente que México aspiraba a formalizar este tipo de intercambio aprovechando la primera visita del secretario de Estado Marco Rubio a México. Pero no fue posible.
Sheinbaum recordó que desde su llamada con el presidente Donald Trump en febrero, el estadounidense vinculó la imposición de los gravámenes comerciales a México con la entrada de fentanilo a su país.
"Entonces, ¿qué planteamos?", dijo la mandataria. "Si disminuye este problema, nosotros evidentemente estamos viendo que se reduzca ese 25%" de aranceles a muchos de los productos mexicanos. "Es parte de lo que estamos trabajando".
Pero ahora, los observadores coinciden en que Sheinbaum se encuentra cada vez más acorralada.
"Hay una especie de incertidumbre que se cierne sobre la relación" porque la mexicana camina sobre una línea cada vez más delgada que reduce su margen de maniobra, explicó Michael Shifter, investigador de la organización Diálogo Interamericano.
"Sheinbaum probablemente se siente increíblemente frustrada porque ha dado pasos importantes para lidiar con los cárteles y nunca parece ser suficiente para satisfacer a Trump", agregó.
El acuerdo que no llegó
México llevaba meses abogando por llegar a un acuerdo integral con la esperanza de establecer reglas claras en medio de las volátiles tácticas de política exterior de Trump. La presidenta primero dijo que aspiraban a que incluyera todos los temas delicados de negociación con Estados Unidos, migración, seguridad y comercio. Luego, que el objetivo era un pacto amplio en seguridad.
El miércoles, durante la visita de Rubio, quedó claro que los dos gobiernos no iban a firmar ningún acuerdo formal.
Además, la cita llegaba justo después de que la administración Trump llevara a cabo un ataque en el sur del Caribe, en el que murieron 11 personas que, según Washington, llevaban droga hacia Estados Unidos, algo que Rubio calificó como una advertencia.
Según Carin Zissis, directora interina en Washington del Consejo de las Américas, ante ese evento es comprensible que Sheinbaum enfatizara la importancia de respetar la soberanía de cada país porque "la presencia de tropas estadounidenses sobre el terreno es una preocupación muy concreta por parte de México".
En lugar de acuerdos amplios, el miércoles se anunció la creación de un grupo de alto nivel que supervisaría la cooperación binacional en temas de seguridad. No estaba claro qué cambio supondría realmente eso, dado que los funcionarios mexicanos se han reunido regularmente con la administración Trump durante todo el año.
"Parece un término sofisticado que no significa nada, pero significa mucho", aseguró Rubio.
Al día siguiente, Sheinbaum explicó que, entre otras cosas, este grupo determinará cómo se medirán los logros de ambos países en el control de las drogas que van hacia el norte o las armas que se muevan hacia el sur.
La ex embajadora mexicana en Washington durante la primera administración Trump, Martha Bárcena, aseguró que aunque no hay nada nuevo en lo que se dio a conocer, se están retomando programas del pasado exitosos que se habían abandonado y recordó que siempre hay pactos que no se hacen públicos, como recordó el propio Rubio.
Trump no cede
Mientras se mantiene el esfuerzo en seguridad, la presidenta mexicana dijo el jueves que seguirán trabajando para mejorar las condiciones comerciales con Estados Unidos, ya que sigue vigente el plazo de 90 días dado por Trump a finales de julio y que detuvo temporalmente un aumento generalizado de los aranceles.
Pero para Palmira Tapia, analista del Centro de Investigación y Docencia Económicas de México, uno de los problemas es que Trump no ve "incentivos" en hacer concesiones a México porque "su estrategia ganadora es, justamente, gestionar sus amenazas arancelarias".
De hecho, el estadounidense dijo el mes pasado que "México hace lo que le decimos" y sigue insistiendo en que está controlado por los cárteles.
Esto ha dejado a Sheinbaum con poco margen de maniobra justo cuando las tensiones aumentan en la región tras el ataque estadounidense en el Caribe, que molestó a varios líderes latinoamericanos que aún lidian con el complicado legado de intervenciones estadounidenses.
Algunos académicos consideran que México sigue siendo clave para frenar el flujo de migrantes hacia Estados Unidos, que prácticamente se ha detenido, y que ese puede ser un as en la manga de la presidenta, que mantiene altos niveles de popularidad.
Para la exembajadora Bárcena, "hay que dejar de hablar de concesiones y hablar de beneficios mutuos; las relaciones México-Estados Unidos no se pueden basar en un concepto de qué da México para obtener algo".
La diplomática consideró que México puede hacer mucho más en el combate al crimen organizado para demostrar a Estados Unidos que es un socio confiable. Pero reconoció que "lo que se viene en el futuro es muy complicado, es cumplir con esto de seguridad, es la revisión del TMEC", el tratado de libre comercio norteamericano.
"Es un equilibrio muy delicado", coincidió Carin Zissis. "Porque al mismo tiempo que ha manejado muy bien esta relación, hay mucho en juego para México".