Rara vez, o tal vez nunca, un candidato en un debate presidencial ha tenido tanto material para usar contra el otro.
El republicano Donald Trump ha sido declarado culpable de 34 delitos graves y aún están pendientes imputaciones serias en otras tres causas. Como presidente, Trump nominó a tres de los jueces que votaron para revocar Roe vs. Wade y erosionó el acceso al aborto en Estados Unidos, lo que ha generado repulsión incluso en estados liderados por conservadores. Y sus planes arrolladores para un segundo mandato incluyen promesas de represalias contra sus enemigos políticos en los dos partidos principales.
No obstante, la gran pregunta para el presidente Joe Biden, sea justa o no, es si podrá eficazmente exhibir los defectos de Trump. Tal vez nada importe tanto como el nivel de energía y fuerza que el demócrata en funciones proyecte en el escenario.
Ambos hombres tienen defectos evidentes que presentan a su oponente tremendas oportunidades y riesgos. Se enfrentarán a una audiencia nacional enorme que incluirá a muchas personas que por primera vez sintonizarán para ver su revancha de 2020 y que no mirarán otro debate hasta septiembre, lo que agrandará cada éxito o error.
Biden y Trump se enfrentarán el jueves a las 9 pm, tiempo del este de Estados Unidos, durante 90 minutos en un estudio de CNN en Atlanta.
Estas son algunas preguntas clave de las que estaremos pendientes:
¿Podrá rendir Biden?
El umbral de éxito aparentemente bajo de Biden fue establecido, al menos en parte, por Trump y sus aliados republicanos, quienes durante años se han burlado implacablemente del presidente demócrata por aparentes tropiezos relacionados con su edad. Los aliados de Trump han cuestionado si Biden, de 81 años, puede siquiera permanecer despierto y de pie durante los 90 minutos completos incluso cuando Trump, de 78 años, ha cometido también errores torpes en sus propios discursos. Trump se defendió el sábado de un momento durante las primarias republicanas en el que aparentemente confundió a Nikki Haley, exembajadora de Estados Unidos en la ONU, con Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes. El sábado dijo a una multitud que los liberales habían malinterpretado lo que llamó un momento de "genialidad pura".
Los demócratas tienen la esperanza de que Biden pueda aportar la misma energía que mostró a principios de año en su discurso sobre el Estado de la Unión, el discurso anual del presidente ante una sesión conjunta del Congreso. Pero un enfrentamiento televisivo en vivo contra un oponente que disfruta del combate verbal es muy diferente de un discurso escrito ante el Congreso.
El equipo de Biden es consciente de que no puede permitirse el lujo de tener una mala noche con la nación mirando.
¿Puede Trump bajar el tono?
Ahora que ya aseguró su base, Trump tiene una oportunidad con los votantes indecisos y moderados que podrían ser persuadidos y que impulsaron la victoria de Biden hace cuatro años, pero que ahora expresan preocupaciones sobre ambos candidatos.
Pero para ganarse a los llamados "odiadores dobles" —a quienes ninguno convence—, Trump no puede simplemente apoyarse en los temas álgidos, los insultos personales y las teorías de conspiración que normalmente dominan sus apariciones públicas. En lugar de hablar más de represalias o mentiras sobre el sistema electoral estadounidense, tendrá que ofrecer una visión optimista para el futuro y un claro contraste con Biden en temas tradicionales y cotidianos como la atención médica y la educación.
Fue ampliamente criticado por sus arrebatos en el primer debate de 2020 con Biden, en el que atosigó al entonces candidato demócrata y lo interrumpió repetidamente. Su segundo debate adoptó un tono más moderado y se centró en sus visiones de gobierno marcadamente diferentes.
¿Podrá mantenerse disciplinado el jueves por la noche? Algunos aliados esperan que sí. La historia puede sugerir lo contrario.
Mencionar los antecedentes penales
El sorprendente bagaje legal de Trump crea oportunidades y riesgos para ambos candidatos en el escenario.
La campaña de Biden ha mostrado una creciente disposición a apoyarse en los antecedentes penales de Trump en los últimos días. Pero aparte de algunos dardos verbales, el propio Biden se ha distanciado en gran medida de los procesamientos de Trump para evitar la apariencia de una interferencia política.
Trump, quien durante años ha alegado —sin pruebas— que Biden es responsable de procesarlo, no le hará fácil al presidente seguir esa línea.
Encuestas recientes muestran que aproximadamente la mitad de los adultos estadounidenses aprueban la condena de Trump en Nueva York. Y si los votantes no creen que las condenas específicas son un problema, el intento de Trump por ocultar su supuesta aventura con una actriz porno no es algo que merezca destacarse.
Mientras tanto, Biden es consciente de que Trump puede ir tras su hijo, Hunter, como hizo el entonces presidente en el debate hace cuatro años. Hunter Biden fue condenado recientemente por tres delitos graves relacionados con la compra de un arma cuando supuestamente era adicto a las drogas. Trump también ha planteado dudas sobre los tratos de negocios extranjeros de Hunter Biden cuando su padre era vicepresidente.
Micrófonos silenciados y moderadores
Como suele ocurrir, los moderadores y las reglas básicas probablemente afectarán el resultado del debate. Y las reglas básicas para este debate, el primero de dos programados, son inusuales.
Vale la pena señalar que los candidatos eluden la estructura tradicional determinada por la Comisión de Debates Presidenciales y en cambio se basarán en un conjunto de reglas y condiciones acordadas mutuamente.
Biden y Trump debatirán en un estudio de CNN en Atlanta sin audiencia. No habrá declaraciones de apertura. El micrófono de cada candidato estará silenciado, excepto cuando sea su turno de hablar. No se permitirán materiales ni notas previamente escritas en el escenario. Los candidatos recibirán únicamente una libreta, un bolígrafo y una botella de agua.
Previamente, una moneda al aire determinó que Trump pronunciaría el discurso final.
El evento será moderado por Dana Bash y Jake Tapper de CNN, dos presentadores muy respetados que no han tenido reparos en denunciar las mentiras y las teorías de conspiración de Trump.
Si bien Bash y Tapper también han liderado una cobertura crítica de Biden en ocasiones, el bando de Biden sin duda espera que rechacen las posibles falsedades de Trump en tiempo real. Si bien el micrófono de Biden estará apagado mientras hable Trump, el de los moderadores no.
Aborto frente a inmigración
A pesar de que el estilo a veces importa más que la sustancia en un debate televisivo, ambos candidatos tienen que navegar serios desafíos sobre políticas.
Para Trump, ningún tema se cierne más peligrosamente que el aborto. Sus nombramientos en la Corte Suprema cuando fue presidente permitieron que la corte anulara Roe vs. Wade, lo que desencadenó una avalancha de restricciones al aborto en todo el país. Trump ha dicho repetidamente que está orgulloso de su papel en la revocación de Roe vs. Wade. Y Biden estará ansioso por resaltar el papel de Trump.
Trump, por supuesto, ha declarado que no apoyará una prohibición nacional del aborto si es reelegido. Pero dado su historial respecto al tema, probablemente pasará trabajo para convencer a las mujeres de que pueden confiar en él en un asunto médico.
Por su parte, el mayor riesgo político de Biden puede ser la inmigración. El gobierno demócrata ha luchado por limitar el número de inmigrantes que ingresan al país por la frontera entre Estados Unidos y México. Sus aliados reconocen en privado que el tema es una vulnerabilidad.
A Trump nada le gusta más que resaltar la inmigración ilegal, así que espere que arremeta contra Biden sobre el asunto.
Al mismo tiempo, Biden enfrentará duras preguntas sobre su liderazgo en la guerra entre Israel y Hamás. El presidente ha generado descontento en ambos lados políticos por su apoyo firme o críticas ocasionales a Israel.
Tendrá una gran oportunidad para defender su historial en este complicado tema el jueves por la noche. No será fácil.