Los marines desplegados en Los Ángeles por órdenes del presidente Donald Trump aún no han sido llamados para responder a las protestas de inmigración en la ciudad y están allí solo para proteger a los funcionarios y propiedades federales, dijo el martes el comandante del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos.
Los 700 marines y 2.000 elementos adicionales de la Guardia Nacional fueron enviados el lunes a Los Ángeles, aumentando la presencia militar que las autoridades locales y el gobernador Gavin Newsom no desean y que, según el jefe de la policía, dificulta el manejo de las protestas de manera segura.
El general del Cuerpo de Marines, Eric Smith, dijo en una audiencia presupuestaria en el Capitolio que el batallón aún no ha sido enviado a ninguna protesta. Los marines fueron entrenados para el control de multitudes, pero no tienen autoridad para arrestar y están allí para proteger la propiedad y el personal del gobierno, afirmó.
Trump duplicó el número de tropas de la Guardia Nacional poco después de la llegada de la primera ola de 2.000 elementos el domingo, en medio de los brotes más violentos en cuatro días de protestas impulsadas por la ira sobre la intensificación de la aplicación de las leyes migratorias por parte del presidente que, según los críticos, ha separado a familias migrantes.
Las protestas continuaron el lunes, pero fueron mucho menos ruidosas, y miles de personas asistieron pacíficamente a una manifestación en el Ayuntamiento, mientras que cientos más protestaron fuera de un complejo federal en el que se encuentra un centro de detención donde algunos inmigrantes están retenidos tras las redadas efectuadas en lugares de trabajo de toda la ciudad.
Las protestas en Los Ángeles, una ciudad de 4 millones de habitantes, se han centrado en gran medida en varias cuadras del centro y algunos otros puntos. Al amanecer del martes, las tropas de la Guardia Nacional se encontraban fuera del centro de detención, pero no había señales de los marines.
Varios edificios mostraban grafitis con consignas obscenas dirigidas a Trump y a las fuerzas del orden federales. En el Walt Disney Concert Hall, los trabajadores limpiaban afanosamente los grafitis el martes por la mañana.
En la cercana Santa Ana, vehículos blindados bloquearon una carretera que conduce a oficinas de inmigración y del gobierno federal. Los trabajadores recogieron botellas de plástico y vidrios rotos cerca de edificios pintados con grafitis.
Trump describió a Los Ángeles en términos alarmantes que, según la alcaldesa Karen Bass y Newsom, no se acercan a la verdad. Ellos afirman que el mandatario pone en riesgo la seguridad pública al agregar personal militar, aunque la policía dice que no necesitan la ayuda.
El jefe de policía de Los Ángeles, Jim McDonnell, dijo en un comunicado que confiaba en la capacidad del departamento de policía para manejar manifestaciones a gran escala y que la llegada de los marines sin coordinarse con el departamento de policía presentaría un "importante desafío logístico y operativo" para ellos.
Newsom calificó los despliegues como imprudentes y "una falta de respeto a nuestras tropas" en una publicación hecha en la red social X.
"No se trata de seguridad pública", dijo Newsom. "Se trata de alimentar el ego de un presidente peligroso".
Las protestas se extendieron por todo el país
Las protestas comenzaron el viernes después de que las autoridades federales de inmigración arrestaran a más de 40 personas en toda la ciudad y continuaron durante el fin de semana cuando las multitudes bloquearon una importante autopista y prendieron fuego a varios autos autónomos. La policía respondió con gases lacrimógenos, balas de goma y granadas aturdidoras.
Las manifestaciones se extendieron el lunes a otras ciudades del país, entre ellas, San Francisco y Santa Ana en California, y Dallas y Austin en Texas. Al parecer, las autoridades de Austin usaron irritantes químicos para dispersar a una multitud que se reunió cerca del Capitolio estatal. El gobernador de Texas, Greg Abbott, publicó en las redes sociales que más de una docena de manifestantes habían sido arrestados.
La respuesta a las protestas en Los Ángeles toma protagonismo en el Capitolio
El Pentágono dijo que el despliegue de la Guardia Nacional y los marines tiene un costo de 134 millones de dólares. Esa cifra se dio a conocer el martes justo después de que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, participara en un acalorado debate sobre los costos durante una audiencia en el Congreso.
Hegseth dijo que el departamento tiene un aumento presupuestario y cuenta con el dinero suficiente para cubrir los costos. También defendió la decisión de Trump de enviar las tropas, diciendo que son necesarias para proteger a los agentes federales que hacen su trabajo.
Mientras tanto, miembros demócratas de la delegación del Congreso de California acusaron el martes al presidente de crear una "crisis fabricada" con sus órdenes de enviar tropas.
La representante Nancy Pelosi contrastó las acciones de Trump con su manejo de la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos, cuando los agentes del orden fueron golpeados. "Le rogamos al presidente de Estados Unidos que enviara a la Guardia Nacional. No lo hizo", dijo Pelosi.
California se opone a la presencia de tropas federales
El fiscal general de California, Rob Bonta, presentó una demanda sobre el uso de tropas de la Guardia Nacional tras el primer despliegue, diciendo a los periodistas que Trump había "pisoteado" la soberanía del estado. Buscó una orden judicial que declarara ilegal el uso de la Guardia por parte de Trump y solicitó una orden de restricción para detener el despliegue.
El mandatario dijo que la ciudad habría sido "completamente destruida" si no hubiera desplegado la Guardia.
Autoridades estadounidenses dijeron que los marines estaban siendo desplegados para proteger la propiedad y el personal federal, incluidos los agentes de inmigración. Un convoy de autobuses con ventanas oscurecidas y escoltados por vehículos de la comisaría llegó durante la noche a una instalación naval al sur de Los Ángeles.
A pesar de su presencia, hasta ahora, la interacción entre la Guardia y los manifestantes ha sido limitada, mientras las fuerzas del orden locales implementan el control de multitudes.
Las protestas del lunes fueron pacíficas
Miles de personas inundaron el lunes las calles que rodean el Ayuntamiento en una manifestación sindical previa a una audiencia del líder sindical arrestado, David Huerta, quien fue liberado unas horas después con una fianza de 50.000 dólares. El arresto de Huerta, mientras protestaba contra las redadas de inmigración el viernes, se convirtió en un grito de guerra para las personas enfurecidas por la represión.
A medida que la multitud se reducía, la policía comenzó a empujar a los manifestantes fuera del área, disparando municiones de control de multitudes mientras la gente coreaba, "Protesta pacífica". Al menos una docena de personas fueron rodeadas por la policía y detenidas.
Varias docenas de personas fueron arrestadas durante las protestas del fin de semana. Las autoridades dicen que una fue detenida el domingo por lanzar un cóctel molotov a la policía y otra por embestir una línea de oficiales con una motocicleta.
El despliegue de la Guardia Nacional es una escalada casi sin precedentes
El despliegue fue la primera vez en décadas que la Guardia Nacional de un estado se activaba sin una solicitud de su gobernador, una importante escalada contra quienes han buscado obstaculizar los esfuerzos de deportación masiva de la administración.
La última vez que la Guardia Nacional fue activada sin el permiso de un gobernador fue en 1965, cuando el presidente Lyndon B. Johnson envió tropas para proteger una marcha por los derechos civiles en Alabama, según el Centro Brennan para la Justicia.
En una orden emitida el sábado, Trump invocó una disposición legal que le permite desplegar miembros del servicio federal cuando hay "una rebelión o el riesgo de una rebelión contra la autoridad del Gobierno de los Estados Unidos".
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Sullivan informó desde Minneapolis y Baldor informó desde Washington. Los periodistas de The Associated Press Christopher Weber y Dorany Pineda en Los Ángeles, Amy Taxin en el condado de Orange, California, Hallie Golden en Seattle, Stefanie Dazio en Berlín, Jake Offenhartz en Nueva York y Greg Bull en Seal Beach, California, contribuyeron a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.
